Los vampiros existen
Hoy quiero hablarte del día en que me enfrenté a un vampiro.
En serio.
No es una historia sacada de mi imaginación, es real, aunque, tranquilo, no necesité usar una estaca de madera para defenderme.
Por desgracia, es un peligro al que todos estamos expuestos.
Te cuento.
Hace unos años escuché un término que llamó mi atención: vampiros psíquicos.
Un vampiro psíquico es esa persona tóxica capaz de robar tu vitalidad emocional y mental.
Seguro que has escuchado la frase: «hoy hace un día cojonudo, seguro que viene alguien y me lo jode».
Pues ese alguien suele ser un vampiro psíquico, en la mayoría de los casos.
Es esa persona que te amarga el día con su negatividad, su pesimismo o su victimismo.
Que no escucha, solo quiere ser escuchado.
Que incluso es incapaz de alegrarse cuando las cosas te van bien, porque solo le importan sus sentimientos.
Si lo piensas, es probable que conozcas a alguien que encaje en esa definición.
Todos nos cruzamos con alguien así en nuestra vida personal o laboral.
Y la escritura no es ajena a ello.
Un día alguien se acercó a mí pidiendo ayuda para emprender mi mismo camino. Obviamente, me mostré dispuesto a hacerlo. Me gusta ayudar a otros escritores, del mismo modo que antes me ayudaron a mí. Además, si hay algo de lo que me encanta hablar es de escritura.
El caso es que esta persona quería levantar su carrera (o eso decía). Dediqué tiempo a explicarle todo lo que podía hacer para mejorar, las mismas cosas que a mí me habían funcionado.
Poco después regresó asegurando que todo seguía igual y que, a pesar de mis consejos, nada había mejorado. Hablamos de nuevo en varias ocasiones, en las que siempre acaparaba la mayor parte de la conversación.
Hasta que descubrí lo que estaba ocurriendo realmente.
La realidad es que seguía haciendo las cosas a su manera, a pesar de mis consejos y mi preocupación por mejorar sus resultados.
La única diferencia es que ahora tenía a alguien que escuchase sus lamentaciones.
En ese momento me di cuenta de que me había robado algo más que mi tiempo. Logró que me sintiese mal conmigo mismo, porque me tomé su fracaso como mío. Incluso me hizo dudar si mi éxito solo era cuestión de suerte.
Por fortuna, otras personas con las que compartía mi tiempo sí que estaban mejorando sus resultados, por lo que al final me quedó claro que el problema no era yo.
Decidí cortar con esa relación y seguí con mi vida.
En cuanto a esa persona… Bueno, no sé si seguirá publicando, aunque me imagino que habrá encontrado otra víctima a la que robar su energía.
Todos estamos expuestos a encontrarnos a gente así. Esa persona que te pide ayuda para resolver sus problemas, pero que no hace nada de lo que le dices.
Que, a pesar de tu preocupación y tus consejos, sigue actuando igual.
En definitiva, a la que solo le importan sus problemas y que te hace sentir mal por no poder ayudarla.
Si en algún momento te encuentras en esa situación, no lo dudes, aparta a esa persona de tu vida.
Es cuestión de supervivencia. Aleja de ti lo que te perjudica y ten a tu lado solo gente que suma, no que resta.
La vida es demasiado corta para dedicar tu tiempo a quien no se lo merece.
Es más, te diría que aprovechases mejor ese tiempo para leer un buen libro.
Nos vemos en un próximo correo.
Hasta entonces, espero que encuentres un libro que te enamore.
▶️ Todos mis libros en OFERTA el mes de abril PINCHANDO AQUÍ.