No os imagináis a quién me encontré en Sevilla
Hace unos días estuve en Sevilla, en el mayor evento internacional de autores autopublicados que se celebra en España.
Imagino que habrás visto fotos de mis compañeros, alguna en la que incluso salgo yo, así que no quiero aburrirte repitiendo lo mismo que ellos. Solo decirte que fueron dos días maravillosos que sirvieron para aprender mucho y recargar pilas.
De lo que sí quiero hablarte es de algo increíble que me sucedió estando allí.
Era un día era lluvioso (no tuvimos suerte con el tiempo, aunque los sevillanos aseguraron que hacía mucha falta que lloviese), así que corrí a refugiarme en una cafetería. Es curioso cómo a la gente de Sevilla se la ve igual de relajada y despreocupada a pesar de que llueva a chuzos.
La cuestión es que me fui a la barra y pedí un café con leche para entrar en calor. Apenas había dado el primer sorbo cuando una mujer se situó a mi lado y me saludó:
—Hola, Alberto.
En un primer momento, pensé que era alguna de mis compañeras del evento, pero al mirarla y reconocerla me quedé paralizado.
Metro setenta y cinco de altura, figura estilizada, pelo castaño, ojos verdes, vaqueros ajustados y cazadora negra de cuero.
—¿No me reconoces? —insistió ella.
—Claro —murmuré—. ¿Qué… qué haces aquí?
—Tú me has traído.
—¿Yo?
—Sí. O al menos lo harás, muy pronto.
—Pero… —Noté cómo las palabras se atascaban en mi garganta.
Ella se dio cuenta de mi desconcierto, por eso me miró de forma agradable y dijo:
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Sí, claro.
—¿Por qué mi vida es tan complicada? —No sonó a reproche, sino más bien a curiosidad.
—Bueno… soy escritor —dije encogiéndome de hombros—. Si escribiese novelas en las que no sucediese nada, serían demasiado aburridas para los lectores.
—Imagino que no soy la única de tus personajes que lo piensa.
—No, la verdad es que la mayoría suelen quejarse, pero mira el lado bueno. Al final todo termina bien.
—No tanto como me gustaría.
—Eso se puede arreglar —dije con una sonrisa.
Ella también sonrió y durante unos minutos más estuvimos hablando de su vida y de los cambios que se habían producido en ella desde que nos habíamos conocido.
Después de una charla, que a pesar de breve fue bastante inspiradora, se despidió con un simple “hasta pronto”, al que yo respondí con un emocionado:
—Hasta pronto, Verónica.
Antes de que saliese por la puerta, una luz me iluminó y me desperté del sueño que acababa de tener. La luz del nuevo día entraba a través de la ventana de la habitación y comenzaba una nueva jornada en Sevilla.
Fue en ese momento cuando tuve claro que la próxima novela de la serie Verónica Cuevas transcurriría en esa ciudad, aunque todavía quedan unos cuantos meses para que eso ocurra.
De momento te dejo con el enlace a todas las novelas de la serie, si todavía no la conoces o te falta alguna por leer.
AQUÍ TIENES EL ENLACE DE TODA LA SERIE
Nos vemos en un próximo correo.
Hasta entonces, espero que encuentres un libro que te enamore.